CyberDodo y la contaminación urbana (1-19)

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Se trata del conjunto de las contaminaciones generadas por las ciudades; ¡el número de estas contaminaciones y su peligrosidad asombrarían a muchos ciudadanos! La contaminación urbana afecta el aire, el agua, el sol, todo el medio ambiente...

Es evidente que las situaciones son diferentes en los países occidentales y en los pobres, en los países cálidos y en los países fríos; sin embargo, es necesario que intervenga una conciencia mundial para reducir la contaminación en las ciudades y lograr que sean menos peligrosas para sus habitantes.

El aire

Las ciudades concentran varias fuentes de peligrosos gases: los vehículos (coches, camiones, autobuses, etc.) producen en particular dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOx), benceno, ozono, etc., además de las finas partículas, emitidas por los motores diesel, que representan una grave amenaza para la salud humana.

Las instalaciones de calefacción utilizan combustibles fósiles, que también contaminan el aire de las ciudades. Sin embargo, en numerosas aglomeraciones, la principal fuente de degradación de la calidad del aire proviene de las instalaciones industriales que desechan verdaderos venenos, que contaminan el aire de los ribereños.

El smog, que frecuentemente recubre las famosas megalópolis, es una triste demostración de la contaminación atmosférica.

 La contaminación del agua es sólo uno de los aspectos de la contaminación urbana

El agua

Desde hace más de un siglo, las ciudades funcionaron como imanes y atrajeron a centenas de millones de personas, que anteriormente vivían en el campo.

Cada una de esas personas necesitó agua para vivir, para beber, para cocinar, pero también para lavarse y para sus necesidades naturales. Es por eso que las ciudades en constante desarrollo deben aumentar continuamente sus recursos de agua y sus capacidades para el tratamiento de aguas residuales.

En muchos países, esto plantea dificultades casi invencibles, y centenas de millones de seres humanos no tienen un acceso diario que les garantice suficiente agua; en cuanto a las aguas residuales, por falta de redes para recolectarlas y de instalaciones para tratarlas, simplemente son desechadas a la naturaleza, a menudo en el mar, lo cual genera contaminaciones graves y duraderas.

No olvidemos el lavado efectuado por la lluvia, que arrastra numerosos contaminantes a los suelos y cursos de agua, como lagos y mares.

Para más información, véase nuestro documento sobre las napas freáticas.

El suelo

Al agrupar a millones de individuos en superficies exiguas, las ciudades multiplican los problemas de la gestión de los residuos, que también provocan la contaminación del suelo.

Así, en el suelo de grandes poblaciones se encuentran numerosas clases de contaminantes, tales como arsénico, cromo, mercurio, hidrocarburos, dioxinas, ácidos, disolventes, etcétera. No hay necesidad de señalar los peligros que estas sustancias suponen para los seres humanos, los animales y la naturaleza en general.

Desgraciadamente existen otras fuentes de contaminación generadas por las ciudades, en especial la acústica y luminosa.

La contaminación acústica

La circulación automóvil, además de la emisión de gases, representa una considerable fuente de ruido. En las ciudades, millones de personas viven en un entorno sonoro que jamás es apacible, no sólo por los coches, las motocicletas, los autobuses, los camiones, sino también por los trenes, el metro, los aviones, etcétera.

La promiscuidad y la alta densidad de población exponen también a los habitantes al ruido urbano provocado por los mismos vecinos, ya sea durante sus actividades profesionales o recreativas.

Como resultado, las personas expuestas sufren de un aumento del estrés y de una fuerte disminución de su calidad de vida.

La contaminación luminosa

La iluminación permanente de las ciudades (iluminación pública, circulación de automóviles, carteles, etc.) también puede ser una fuente de contaminación. A causa de la ausencia de la noche, a algunas personas les resulta imposible dormir. En cuanto a las estrellas, hace ya mucho tiempo que desaparecieron del cielo de las ciudades.

 La contaminación luminosa es un factor agravante del estrés

La contaminación electromagnética

Los habitantes de la inmensa mayoría de las ciudades del siglo XXI viven en una “niebla” electromagnética permanente, provocada por las ondas emitidas por el creciente número de aparatos eléctricos.

Las redes de telefonías móviles con sus antenas y sus aparatos (teléfonos celulares), las redes de Internet inalámbrica (Wi-Fi, etc.) con sus ordenadores, las radios, los televisores, e incluso muchos otros equipos de comodidad individual, como los hornos de microondas, etcétera.

En resumen, desde hace mucho tiempo, las ciudades pudieron haber ofrecido una calidad de vida superior a la del campo, pero el crecimiento continuo del número de habitantes, la disminución del espacio vital y la multiplicación de las contaminaciones resultantes obligan a la sociedad humana a replantearse su forma de vida urbana.

Reordenar la ecuación para poner al hombre en el centro y ofrecerle condiciones decentes de vida, imaginar ciudades que respeten el medio ambiente y las generaciones futuras, etc. son verdaderos desafíos para la megalópolis de hoy y del mañana.

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