CyberDodo y los niños de la calle (1-38)
Con atención personalizada
Cada niño tiene su propia historia y necesita recibir atención personalizada; sin embargo, la mayoría de las veces esto es imposible, ya que es precisamente el fracaso de todo el sistema oficial para protegerlos y asistirlos lo que les lleva a vivir en la calle.
Aplicando la Convención
La aplicación íntegra de la Convención Internacional de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño podría resolver todos estos problemas; pero de aquí hasta que esto suceda en todas partes, debería servir de inspiración y guía (véase el episodio).
Reuniéndoles con sus familias
Por lo general, los niños de la calle se encuentran privados de su familia; sin embargo, existen métodos eficaces para sacarlos de esta situación, tales como reunirlos con sus familia, adoptarlos (véase el episodio) o buscarles una familia sustituta.
Luchando contra la pobreza
Además, es importante que los allegados del niño dispongan de medios suficientes para mantenerlo y permitirle desarrollarse; aquí es donde se plantea la cuestión de la pobreza, que, mientras no se considere un flagelo global que hay que erradicar rápidamente y definitivamente, seguirá trayendo aparejados dramas como los de los niños de la calle.
Estado civil
¡Para proteger a un niño, hay que saber que existe! El registro de su nacimiento, la atribución de un nombre y de una nacionalidad son fundamentales (véase el episodio).
Protección social
La Convención reafirma el derecho a la vida y la salud del niño; un control regular de su estado físico y mental es una garantía y una necesidad, e incluso la información sobre los comportamientos de riesgo, tales como los relacionados con la higiene, las enfermedades de transmisión sexual, las drogas o los peligros de ciertos "trabajos" (véase el episodio).
Educación
Todo niño tiene derecho a ir al colegio, que es un lugar de desarrollo y socialización. El aprendizaje de un oficio adaptado a la situación local le garantizará al niño un ingreso suficiente para un futuro digno (véase el episodio).
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Existen muchas otras maneras de mejorar la difícil situación de los niños de la calle, y numerosas asociaciones realizan un importante e indispensable trabajo. Lo más importante es que la situación de estos niños no pase inadvertida gracias una movilización de la comunidad internacional, que puede y debe decidir cómo solucionar su situación.
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© CyberDodo Productions Ltd.
Es un menor que se quedó sin hogar, y que vive y duerme en la calle; la circunstancia agravante es que generalmente pierde el contacto con su familia. A veces también se incluyen en esta definición los niños que, aunque viven con sus familias, se ven obligados a trabajar todo el día en la calle.
¿Cuántos son?
Como suele ser el caso, es muy difícil responder con certeza. Lo que es seguro es que este problema afecta a todos los continentes: los organismos oficiales calculan que el número oscila entre 100 y 150 millones.
¿Por qué un niño se ve obligado a vivir en la calle?
Existen numerosas razones: de todos los flagelos que afectan a los niños, el primero que viene a la mente es la pobreza. Como las familias no tienen medios para alimentarles, los niños se quedan solos y deben encontrar sus propios medios de subsistencia, lo cual puede suceder cuando uno de los padres muere (Por ejemplo, esto ocurre millones de veces en África debido al SIDA).
¿Cómo sobreviven los niños de la calle?
La respuesta tranquilizadora, que generalmente está teñida de una vaga admiración, es: "Ellos se las arreglan"; pero, en realidad, son víctimas de chantajes, de agresiones y de toda clase de ataques hacia su integridad física y moral.
Para obtener comida, se ven obligados a aceptar cualquier clase de trabajos, incluso los peligrosos o denigrantes; es así como muchos niños de la calle se prostituyen, venden droga o incluso se convierten en niños soldados, obligados por la milicia sin corazón.
Pueden servir como mano de obra barata en una construcción y para llevar cargas pesadas, lo cual ponen en peligro su salud y su crecimiento; también los encontramos como limpiadores, empleados domésticos, limpiabotas, portadores, repartidores, guardianes, etcétera.
Los menos afortunados, o los más débiles, revisan los cestos de basura y desechos para sobrevivir, y son obligados a ejercer la mendicidad -cuando no se trata de robos-, lo cual les margina aún más de la sociedad.
Su falta de estatuto oficial les expone a los líderes de pandillas locales y a otros adultos inescrupulosos, con quienes siempre estarán en deuda, y generalmente su salario consiste en un poco de comida o simplemente en un banco para dormir unas pocas horas.
Como si su situación no fuera lo suficientemente grave, muchos de estos niños recurren a solventes y otras sustancias para "olvidar" su condición, y se vuelven dependientes de estas drogas, que afectan su salud y su juicio.